¿Cómo escribo mi tesis de posgrado?

La pregunta que con más frecuencia se plantean los estudiantes de posgrado, y que regularmente no saben cómo responder a ella, es cuándo y cómo escribirán la tesis.

Hay muchas formas de hacerlo. Pero me concretaré a explicar brevemente dos estrategias: la corta y la larga.

La más común es la que en apariencia tiene el camino más corto. La menos conocida es la que parecería que tiene el recorrido más largo.

Vía corta de la escritura de tesis:

La llamo corta porque es la que sigue los procedimientos ortodoxos de la universidad. La secuencia es como sigue:

(A)  En un programa escolarizado el estudiante culmina sus cursos de maestría o doctorado en 3 o 4 años. Si se encuentra en un país que hable otra lengua, por decir Estados Unidos, el estudiante obligadamente llevará cursos extracurriculares para reforzar el inglés, especialmente de escritura. esto le tomará por lo menos un año más.

(B)  Elabora su propuesta, que al aprobarse por el comité pasa a denominarse proyecto de investigación de tesis, y realiza la investigación. Obtiene sus resultados y organiza sus datos. Tiempo aproximado: 3 a 5 años.

(C) Escribe la tesis en un tiempo de 2 a 5 años.

Esta ruta es la que transita la mayoría de los estudiantes, porque piensan que es la única, y no se dan cuenta de lo escabroso del camino hasta que es demasiado tarde. Es la travesía más tortuosa, agotadora, pesada y, las más de las veces, la más depresiva y desmoralizante.

Se mira como una amplia avenida, luminosa y recta, porque es lineal. El estudiante piensa que los cursos del posgrado son el punto de partida “A”. Que la siguiente etapa es la investigación de tesis o punto “B”. La última parada es la escritura de la tesis o punto final “C”.

Con la idea de que la recta que une el punto X al punto Y es el camino más corto, los estudiantes piensan en esa lógica y así ven el proceso de simple la elaboración de la tesis. Sin embargo, en este caso, el camino recto será, para la mayoría de los casos, el más tardado en recorrer.

Si el estudiante ya se encuentra transitando la recta avenida, va a tener que tomar medidas emergentes, aplicar reingeniería, si es que quiere reducir el tiempo que le tome escribir la tesis.

La admirable actitud que el estudiante de posgrado muestra al realizar su trabajo de investigación, cuando se conduce con meticuloso cuidado y mente fría y objetiva, le pesará negativamente, sin que se percate de ello, cuando le llegue el momento de escribir su tesis. Esto se debe a que, por costumbre, aplicará el mismo celo y constancia de científico al redactar su texto. Por su perfeccionismo trabajará en ello como si estuviera escribiendo una pieza literaria para la posteridad, cuando en verdad sólo se trata de un reporte científico de ciertas características técnicas. Así, podrá transcurrir el mismo número de años que empleó para ir de A a B que para ir de B a C.

Este procedimiento lineal de moverse primero de “A” a “B” y luego de “B” a “C”, habitualmente lleva a la desesperación, y a veces a la deserción, a miles de estudiantes de posgrado. También deja secuelas negativas entre muchos de los que concluyen y se gradúan, pues por lo común continúan replicando ese esquema (de tortuguismo y caminar en línea recta), durante el resto de sus vidas profesionales.

A decir verdad, debo mencionar que conozco personas que han tomado 10 años justos para alcanzar su grado doctoral. ¡Imagínate, una sexta o séptima u octava parte de sus vidas, según lo que vayan a vivir, dedicados exclusivamente al doctorado!

Vía larga de la escritura de tesis:

Esta ruta es la que trato de enseñar e inculcar a los estudiantes de posgrado que realizan su investigación de tesis bajo mi dirección. Debo aclarar que entre los casi 40 jóvenes con los que he trabajado asesorando sus investigaciones de tesis de maestría o doctorado, y sigo haciéndolo, no todos se han dejado conducir por este camino, pues unos pocos decidieron irse por la llamada vía corta, y se les respeta, pero la mayoría sí ha seguido con éxito la que llamo aquí la vía larga.

La vía larga es cuando el proceso de investigación y escritura de tesis van de la mano, paralelamente, desde el mismo principio. Es un camino sinuoso, lleno de vericuetos, con callejones y salidas falsas, retornos e U y cruces de caminos, bucles para regresar al mismo punto, paradas cortas, etc. Ahora, ¿cómo es esto?

Veamos las tres fases de la vía larga:

(1)  El tema. Es el asunto sobre el que tratará la investigación de tesis. No es una mera ocurrencia que le surge por gusto o corazonada al estudiante (que casi todos adolecen de esta debilidad), ni tampoco se define al registrar un título tentativo del estudio en la oficina administrativa del programa.

El tema es el primer asunto que el estudiante debe investigar para delimitar y precisar su trabajo de investigación de tesis. A medida que el estudiante abunde información al respecto, irá advirtiendo cómo su potencial tema se nutre, se hidrata como una semilla seca, robustece, y cambia. El tema se hace más sólido, más profesional, más serio.

Pero para haber realizado este trabajo, que para el caso de la investigación doctoral suele ser enorme y llevarse hasta un año o más, el estudiante tuvo que haber consultado fuentes de información, revisado y seleccionado material, y haberlo leído y documentado con notas.

Pues bien, desde este punto la (proto) tesis comienza a construirse. Del material obtenido surgen notas y nuevas ideas. Rebota sus nociones actualizadas sobre el tema con el asesor y sus compañeros, y surgen nuevas representaciones conceptuales del problema a estudiar.

Esta parte a veces suele confundir a uno que otro joven despistado, pues llegan a pensar que este trabajo de auscultación primaria del tema, conocido por algunos como secondary research, es el trabajo de investigación de la tesis, por lo que así desorientados pretenden iniciar un prematuro trabajo de campo o laboratorio.

(2)  Elaboración de la propuesta de investigación de tesis. En este nivel el estudiante ya va avanzado en su trabajo teórico. La documentación o investigación secundaria continúa. Es el momento de planear y escribir un artículo de revisión sobre el tema.

Seguidamente, a partir de la exploración de los métodos existentes relacionados con la investigación en ciernes, el estudiante elabora un trabajo de discusión sobre la metodología que pretende emplear en su estudio. De aquí puede surgir una nota operativa o hasta un artículo breve.

No hay que perder de vista que el formato normal que se utiliza para la elaboración de la propuesta en el área de ciencias es un esquema tipo IMRyD, donde I = Introducción, M = Métodos, R = Resultados, que para este caso serían resultados esperados o a dónde se espera llegar, y D = Discusión, que todavía no tiene cabida en la propuesta. Sin embargo, existe una discusión en la parte de los antecedentes que constituye el argumento justificativo del proyecto.

El estudiante posee ahora copiosas notas y apuntes. Prácticamente el borrador de la introducción de la futura tesis está al 70%, y el de los métodos al 80%.

(3)  Implementación y desarrollo de la investigación de tesis. Este punto es el corazón de la tesis. El esfuerzo en esta fase de los estudios de posgrado, siguiendo los pasos ya establecidos en la propuesta, con los materiales y métodos determinados, y que ahora está convertida en una verdadera bitácora de navegación, fructificará con el levantamiento de datos, que será la información buscada, y que se simboliza con el nombre de resultados.

Según el tipo de investigación que se trate, la estrategia de generación de información variará.

Pongamos por caso que se trate de un trabajo experimental. Entonces, el estudiante, al conocer los procedimientos de trabajo, deberá de haber diseñado previamente las estructuras conceptuales que conformarán sus bases de datos. Tendrá que saber cómo organizar la recogida y manejo de sus datos. También practicará la mejor manera de resumirlos y representarlos en gráficas, tablas, figuras, o lo que necesite. Sabrá o deducirá qué clase de ilustraciones necesitará mostrar, si dibujos o fotos o ambos.

Los experimentos están plagados de imponderables, por lo que muy remotamente ocurrirá de la A a la Z lo que esperaba en su proyecto, sobre todo si el experimento es a campo abierto. Sólo los trabajos ciento por ciento teóricos, como los modelos, nos producirán el resultado perfecto, el pronosticado. Por esto mismo, el estudiante deberá tener presente que un modelo por científico que sea es un simple reflejo de la realidad, nunca la representará tal cual es. Le ayudará a tomar decisiones, a evaluar esa realidad que estudia, pero nunca podrá afirmar que así es la realidad.

Todo lo mencionado, y muchas otras cosas que el estudiante irá identificando (y aprendiendo) en el camino, tendrán que ser documentadas objetivamente, sin importar que los hechos contradigan su idea de las cosas.

El estudiante no debe quedarse en este nivel, tiene que comentar la experiencia que va adquiriendo, anotarlo todo, datos, impresiones y reflexiones, y no dejar nada a la memoria. Por esto es fundamental que el estudiante aprenda a llevar un diario de investigación. El diario será su mejor aliado y su más precisa memoria.

Si en esta fase de la investigación de tesis el estudiante de maestría o doctorado, especialmente este último, participa en (a) seminarios, talleres y conferencias, (b) publicando resultados parciales, (c) presentando observaciones documentadas, (d) capacitando, y (e) difundiendo en canales apropiados algunas de sus opiniones científicas, con la autoridad que ha ido ganando en el manejo del tema; y (f) además participa en actividades de apoyo mutuo entre sus compañeros estudiantes; (g) se retroalimenta con su asesor; y (h) recoge como un notario todo lo que tenga que ver con su tesis, (i) al término de su investigación va a ocurrir lo siguiente: va a saber en qué momento decir “hasta aquí llego” (pues el saber cuándo terminar es otro de los problemas del tesista), y tener muy en claro dos cosas:

  1. Cómo presentar el apartado de los resultados de su tesis, y
  2. Cómo discutir sus resultados a la luz de otros trabajos y de lo que se propuso al inicio del estudio.

Cuando llegue a este punto, el estudiante no necesitará más de 4 o 6 semanas para poner en orden sus escritos, y entregar el borrador de tesis o disertación para la revisión del asesor y el comité de tesis.

Por toda esta serie de vericuetos explicados en la vía larga de la escritura de la tesis, es que unos pocos de los estudiantes que he asesorado se han intimidado y preferido tomar la vía corta. No sólo no han aprendido las llamadas habilidades no técnicas (non technical skills) que sus compañeros asimilaron en la vía larga, sino que les tomó más tiempo escribir sus tesis. Cumplieron con su cometido: titularse, pero dejaron escapar una experiencia que les podría haber sido útil en sus vidas después del posgrado.

Debo mencionar que he conocido varios PhD´s, algunos estudiados en los Estados Unidos, Inglaterra, y España, que el proceso de la vía corta, de la A a la C, les tomó entre 7 y 10 años (algunos por esta razón no pudieron titularse). Y, cuando terminaron, muchos de ellos no sabían elaborar una propuesta ni un artículo por sí mismos, y algunos permanecieron umbilicados a sus asesores por 3 o 5 años más. Hay personas tardan largo tiempo en desembarazarse de las costumbres de subyugación a las que estuvieron sometidos durante sus estudios de posgrado, y en comenzar a pensar por sí mismos.

La estrategia que llamo de la vía larga, demanda compromiso, organización, disciplina, constancia, y, sobre todo, darse cuenta que en los estudios de posgrado el oficio de investigar y el oficio de escribir van de la mano y que no son dos actividades opuestas, tan diferentes y dispares como el agua y el aceite.

Al final de la vía larga, el estudiante no únicamente realizó su investigación y escribió la tan ansiada tesis, también aprendió a documentar, analizar, y preparar un tema, a elaborar una buena propuesta, a conocer de qué manera y a qué fuentes recurrir para agenciarse recursos para su investigación (asunto este último, como otros muchos, que no desarrollé en este breve texto), a escribir diferentes clases de materiales publicables, a presentarse en seminarios o coloquios, a elaborar buenas conferencias, a colaborar con compañeros y profesores, a asesorar a otros estudiantes, a crear plataformas para la diseminación de información, y a incorporar el quehacer investigativo como un ejercicio profesional continuo que le será útil tanto en la vida académica, si se decide por esta vida, o en la praxis privada, si por ahí se va. En especial, aprenden a ser independientes y líderes de sus proyectos.

Victoriano Garza Almanza