De la enseñanza de la escritura. 8

La escritura como proceso de aprendizaje: El caso de Isaac Asimov y la súper producción de libros

Introducción

“Cuando una habilidad se practica una y otra vez, afirma Stellan Ohlson, psicólogo especialista en procesos de aprendizaje, el tiempo para llevarla a cabo disminuye paulatinamente”. Esto quiere decir que a medida que la persona practique con constancia y disciplina el arte, oficio, deporte o cualquier competencia que esté aprendiendo, dominará mejor las técnicas a medida que transcurra el tiempo. En resumen, el individuo hará mejor las cosas y en menos tiempo que al principio después de años de ejercicio práctico.

¿Cómo medir el aprendizaje y desarrollo de habilidades en un individuo? Existen toda clase de experimentos para observar la curva de aprendizaje en sujetos de estudio, sean humanos o animales, pero el problema radica en que normalmente se trata de pruebas simples que apenas duran unas horas o cuando mucho unos días. Los resultados de los experimentos cortos se extrapolan para tratar de entender lo que ocurre en períodos largos de aprendizaje.

Debido a que prácticamente no existen datos acumulados para períodos de años que permitan realizar un estudio de curva de aprendizaje, de alguna manera comparable a la de los estudios cortos, y observar cómo se comporta a lo largo del tiempo, Ohlsson tuvo la idea de tomar la información existente sobre la obra de Isaac Asimov, que comprende poco más de 40 años de ejercicio escritural, para elaborar una curva de aprendizaje de largo plazo.

Evito entrar en los detalles técnicos que Ohlsson ofrece sobre la elaboración de las curvas de aprendizaje que usualmente se utilizan en pruebas controladas, que no son el punto central del presente texto pero que, si el lector requiere analizarlos, los podrá encontrar en su artículo The learning curve for writing books: Evidence from Professor Asimov, publicado en la revista American Psychological Society, Vol. 3, Nº 6, 1992.

Pero si vale destacar que si en una gráfica se traza el tiempo como una función del período practicado, se tiene como resultado que la curva que se forma tiende a caer (Figura 1). Esto se debe a que la denominada curva de aprendizaje se desacelera, es decir, pierde ímpetu porque la tasa de mejoría es más rápida al principio de la práctica y disminuye paulatinamente, a medida que el sujeto adquiere maestría en el oficio o competencia.

Según Ohlsson, “una vez que la maestría se ha alcanzado, no hay más mejoría en la velocidad de ejecución, así la cola al final de la curva se aproxima a una línea horizontal recta como una asíntota. La asíntota representa el mejor logro posible, esto es, el límite más allá del cual es física y lógicamente imposible de superar”.

El caso Asimov

Isaac Asimov escribió y publicó aproximadamente 500 libros. La escritura era su forma de vida y todo a su alrededor estaba acomodado a la práctica de este oficio. Según información existente, Asimov comenzaba a escribir a las 07:30 de la mañana y dejaba de hacerlo a las 10:30 de la noche. Todos los días lo hacía, incluyendo sábados y domingos. Ese era el secreto de su alta productividad.

Dado que Asimov era constante, metódico y disciplinado en su oficio de escritor, se partió de la consideración de que su carrera podría ser tratada como un experimento en el aprendizaje de cómo escribir libros. Cada libro escrito y publicado puede ser entendido como la repetición práctica de un ensayo. En este contexto, la producción de Asimov comprende cerca de 500 pruebas ensayísticas. Ahora bien, aunque cada libro que escribió tiene diferente longitud y complejidad temática, y existe toda clase de géneros en su producción literaria (desde cuentos, novelas, ensayos, y manuales hasta diccionarios), estos son factores que no se tomaron en cuenta en la elaboración del estudio. Cabe mencionar lo anterior porque en una ocasión Asimov escribió un libro para niños en sólo un día; en cambio, le tomó más de dos años escribir otro sobre Shakespeare.

En tal sentido, para construir la curva de aprendizaje de Asimov, el psicólogo Ohlsson se dio a la tarea de establecer cuál fue la cantidad de libros, independientemente de los temas y géneros, que publicó en los años sucesivos desde que comenzó en 1950. Ohlsson partió de la idea de que cada libro escrito y publicado fue una unidad de prueba o ensayo (desde el punto de vista experimental) de su habilidad. Los ensayos que realizó, o sea, los libros que produjo Asimov, los agrupó en bloques de 100 libros, con lo que constituyó 5 bloques. Así, la distribución de los bloques en el tiempo reveló una curva general de producción – aprendizaje (Tabla 1).

El número total de libros escritos y publicados por Isaac Asimov fue de 490, tarea que realizó en tan solo 507 meses (Figura 2).

Conclusión

De acuerdo a los análisis que realizó Ohlsson, en el ejercicio de largo plazo comparado con los experimentos de corto plazo, “la curva de aprendizaje para la escritura de libros exhibe la misma forma general que las curvas de aprendizaje observadas en el laboratorio.” Por lo que “la implicación para las teorías explicativas del aprendizaje es que los mecanismos cognitivos para la adquisición de habilidades deben ser igualmente generales.”

Se observó que después del libro 400avo el tiempo de escritura de un libro no decrecía, es decir, alcanzó un desempeño asintótico. O sea que con el aprendizaje obtenido durante la escritura de 400 libros, el tiempo que le tomaría en el futuro a Asimov escribir 100 libros se estabilizó en +- 42 meses de trabajo. Lo que no deja ver el estudio de Ohlssen es la creatividad implícita en el trabajo de Asimov, pues hay gente que escribe mucho para elaborar una sola obra y publica muy pocos libros.

Otros autores prolíficos han sido Corín Tellado, que escribió cerca de 4,000 novelas románticas en 56 años, componiendo en promedio una obra cada cinco días. Lope de Vega que escribió 2,200 obras de teatro. Marcial Lafuente Estefanía que escribió alrededor de 2,600 novelas, la mayoría sobre el viejo oeste americano. Georges Simenon, que escribió más de 500 novelas. Kathleen Lindsay que elaboró 904 novelas. Barbara Cartland, autora de 722 novelas. Prentiss Ingraham que escribió más de 1,000 novelas, una de ellas en una sola noche. En conjunto, entre miles de autores vivos o muertos, los creadores que han escrito arriba de 200 libros en su vida no llegan a ser ni siquiera treinta. En contraste, han existido individuos que con unas cuantas obras publicadas, entre dos y siete, crearon culto en su derredor y esa fama eclipsó su creatividad.

Victoriano Garza Almanza