Cerrar el ciclo de la tesis: Retomar o no retomar la tesis después de años de interrupción
Si vas a reiniciar un viaje fallido y no existe otra senda por la cual caminar hacia la meta deseada sino la misma que ya probaste, prepárate para que no te ocurra lo mismo que en la última ocasión.
Lin Tai Wao
Recomenzar el trabajo de tesis de maestría o doctorado después de haberlo interrumpido por un período largo de tiempo, es tarea complicada, pesada, y estresante para cualquiera.
Pero, antes de seguir, ¿cómo definir interrupción de la tesis? Independientemente de los motivos de las personas que dejan tiradas sus tesis, existen diversos tipos de interrupción. Me voy a referir sólo a tres: (1) haber parado durante la investigación en marcha y desatender el compromiso; (2) haber abandonado los estudios al concluir la investigación y contar ya con los datos crudos; (3) haber renunciado al esfuerzo aún y cuando los datos ya hubieran sido analizados.
Caso 1: El trabajo de tesis pudo haberse detenido durante el proceso de investigación. Si así fueron las cosas –sobre todo si ya pasó más de un año– quizá no valga la pena retomarlo y sí, en cambio, sería más conveniente empezar desde cero con un nuevo tema.
Caso 2: El trabajo de tesis pudo haber sido suspendido al término de la investigación. En este contexto el estudiante se queda con los datos crudos, sin analizar. Esto es más común de lo que se pudiera pensar. Algunos estudiantes llegan hasta esta fase y desisten, principalmente –por lo que he visto– porque se les terminó la beca o porque les salió una oportunidad de trabajo que creen que no pueden desperdiciar.
Por lo anterior, retomar la tesis a partir de unos resultados que posiblemente ya no tengan la importancia que hubieran tenido hace uno, dos o más años, posiblemente será demasiado tarde. Un director de tesis difícilmente lo aceptará, a menos de que se tratara de un estudio no científico cuya información y perspectiva no hubieran sido afectadas por el paso del tiempo, y que todavía pudieran aportar algo significativo.
Caso 3: La causa más importante en el abandono de la tesis, a pesar de que el estudiante tenga la investigación finalizada y los datos analizados hasta el más mínimo detalle, está en la dificultad que encuentra para escribir el reporte o tesis. Tiene todo para escribir la tesis, pero carece de habilidad para hacerlo.
Bajo estas circunstancias también puede ocurrir que, cuando el programa de posgrado no le marca al tesista una fecha límite para que se titule –es decir, que le deja abierta la puerta para que termine su tesis y defienda cuando esté listo–, entonces la persona puede tardarse años en redactar su trabajo. En estos casos, mientras el tesista esté ocupado en la universidad, la obsolescencia de su tema o de sus resultados no será de importancia para su asesor ni para el programa. En situaciones como esta –sobre todo si sigue pagando escolaridad–, si tarda 10 años en escribir la tesis, ¡qué importa!
Ante lo mencionado, ¿vale la pena retomar la tesis y cerrar el ciclo? Cualquier esfuerzo que se haga por culminar una maestría o un doctorado que ha costado bastante al estudiante, y quizá a su familia y a quien sufragó los estudios, vale la pena. No cerrar ese ciclo supone quedarse con un costal a cuestas que va a pesar toda la vida. El ciclo abierto de un posgrado sin concluir es un duelo permanente.
Y es que para estudiar y progresar profesionalmente se ingresó al posgrado, para obtener una preparación y un título que respalde el esfuerzo. Si el ciclo no se completó y se tiene la intención de cerrarlo, hay que ponderar si conviene insistir en seguir el camino poco satisfactorio por el que ya se anduvo, y que probablemente será demasiado laborioso y molesto para recomenzar –poco aconsejable, diría yo–, o trazar una nueva ruta cuya andadura despierte nuevo entusiasmo. Esta podría ser la mejor opción.
Si el tesista pertenece al caso (3) y está detenido en la fase de escritura, que es cuando ya tenía sus resultados analizados y no siguió con la fase de redacción, puede proceder:
(a) buscando la ayuda profesional de un coach que le apoye en la escritura de la tesis –puede ser una persona experta o un libro de autoayuda para escribir la tesis;
(b) que contrate los servicios de un ghostwiter para que le redacte su reporte. Definitivamente esta no es una opción muy ética, que digamos, y sí muy cara, pero miles acuden a estos expertos que abundan en la red; o
(c) que tome un taller de escritura de tesis y lleve el borrador de su tesis a tallerear (como dicen los talleristas), para trabajarla y hacer ajustes donde sea necesario, y así dejar a medio camino el documento, y a pasos de concluirlo. En este tercer punto, el estudiante deberá tener cuidado, pues por lo regular la guía de estos talleres carece de experiencia (lo cual he visto que es de lo más común), y el joven participante puede salir más confundido de lo que estaba cuando ingresó a dicho taller.
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Victoriano Garza Almanza
Frontera MEXUS
Domingo 19 de mayo del 2019