Miedo a escribir la tesis: Del aislamiento al taller colectivo
El crecimiento en la escritura requiere la toma de riesgos, la experimentación, y un entorno que respalde dicha exploración.
Dyson y Freeman, 1991
LA ESCRITURA COMO ASUNTO SOLITARIO
Los escritores que se forjaron a punta de escribir y reescribir cuantas veces fuera necesario sus cuentos o novelas, siempre entre cuatro paredes y a solas, tuvieron malas experiencias en los multitudinarios talleres literarios en que alguna vez participaron. Revelaron que no soportaban leer en voz alta los borradores de sus escritos mientras que los demás escuchaban, observando, “ávidos de sangre”, dispuestos a soltar la fusilería en su contra en cuanto la lectura terminara; ni mucho menos aceptaban que les dijeran qué quitar o qué poner.
En el caso de los talleres de escritura de tesis sucede lo contrario, muchos de los estudiantes de posgrado que participaron en estas actividades hablaron bien de sus experiencias, y, según dicen, recibieron retroalimentación y aliento por parte de sus compañeros estudiantes y del coordinador del taller, lo cual les ayudó a concluir sus reportes de investigación. Pero no se piense que fueron talleres de un día o una semana, a menudo duran dos o tres semestres, y son una especie de diván para tesistas bloqueados.
VOCACIÓN VS OBLIGACIÓN
No olvidemos que quien se inclina por la escritura creativa, como los novelistas y poetas, lo hace casi siempre por vocación y no porque tenga la obligación de escribir para publicar, como sucede con la inmensa mayoría de los científicos y académicos (exceptuando raros casos como el de EO Wilson o el ya centenario Mario Bunge). Son multitud los científicos y académicos que carecen de vocación escritural; por eso, en cuanto se jubilan o pierden sus bonos o becas académicas, ‘cuelgan la bata’ y jamás vuelven a tomar la pluma; pierden el aliciente que los llevó a ‘escribir’ para publicar.
Cuando estos eruditos escriben, lo hacen en base a su trabajo profesional o a sus investigaciones, por el mero propósito de publicar artículos en medios especializados. Su incentivo es evitar desaparecer del mapa en el que académicamente se mueven –no perecer–, continuar recibiendo honores, reconocimientos y remuneraciones.
ESTUDIANTES DE POSGRADO Y ESCRITURA ACADÉMICA
En el caso de los estudiantes de posgrado, sean de maestría o doctorado, que anualmente suman cientos de miles a nivel mundial, entran forzadamente en la categoría de los que tienen que escribir; pero no escribir para publicar, sino para aprender. En tanto cursan sus carreras, los estudiantes van siendo exigidos por las circunstancias a elaborar y entregar todo tipo de textos, desde ensayos cortos y largos, resúmenes y revisiones, hasta posters científicos; siempre orientados hacia temáticas muy específicas y concretas.
No perdamos de vista que no es lo mismo que los profesores del posgrado den por buenos los escritos que los estudiantes garrapatearon para cumplir con los requisitos del curso, a que un sínodo evalúe y apruebe sus reportes de investigación o tesis, al final de sus estudios, para autorizarles el examen de grado.
Los escritos escolares que los alumnos entregan a sus profesores mientras estudian, y que por lo regular escriben a solas, son para demostrar que aprendieron lo que estudiaron y no para probar competencia escritural. La tesis es más que eso.
La preparación de la tesis es para probar (1) que saben, porque estudiaron y aprendieron durante años; (2) que están aptos para realizar investigación por cuenta propia y generar conocimiento; (3) que están capacitados para ejercer profesionalmente; (4) que ya pueden ser científicos o pensadores independientes, y, lo que es el aspecto formativo que más les pesa a estas alturas, (5) que pueden redactar su tesis y cualquier otro documento profesional para comunicar por escrito sus elaboradas ideas y modelos conceptuales.
El asunto con los estudiantes de doctorado es que alrededor del 95% no sabe comunicar sus ideas por escrito al ingresar al posgrado. Tampoco les son familiares los géneros de literatura científica que un académico puede utilizar para comunicar de una u otra forma lo que quiere decir. Y sin que nadie les diga cómo se hace sino lo que tienen que hacer, deben aprender por sí solos a enfrentar y resolver esa situación.
EL TALLER DE TESIS
¿Cómo entender y manejar esa realidad? ¿Cómo evitar llegar a la etapa final del doctorado sin habilidades escriturales? ¿Qué hacer para escribir la tesis?
Las universidades, particularmente las americanas, han ideado infinidad de técnicas para hacer menos difícil la etapa de escritura de tesis al estudiante, que van desde el consultorio psicoanalítico que trata casos de bloqueo, los seminarios informativos, hasta los ‘boot camp’ en medio de la naturaleza y lejos de distracciones.
El taller de escritura de tesis es uno de los recursos que más se utilizan para transferir habilidades escriturales al participante. Bajo una guía experta, los asistentes trabajan con sus propios materiales. No todos los talleres son iguales, pero comparten similitudes, como la libertad que tiene el tallerista o tesista para trabajar con su documento; el instructor es más un coach que un profesor; existe mayor libertad de movimiento que en el aula de clase y, en consecuencia, libertad de compartir con los demás participantes.
También, algo que no muchos talleristas toman en cuenta, es la importancia de los antecedentes del estudiante como lector y la integración de la lectura cotidiana al trabajo del taller. Un tallerista que no lee –y que casi nunca ha leído, como sucede con demasiados jóvenes universitarios–, difícilmente tendrá un desempeño óptimo en la preparación de su tesis bajo el esquema de trabajo que se sigue en un taller.
Y si bien “la búsqueda independiente del aprendizaje, como señala Elwood (2003), es un componente clave de los talleres de escritura”, no todos los estudiantes de posgrado están preparados para este esquema.
A los estudiantes que carecen de historial de lecturas les es más apropiado otro método: el curso-taller de escritura de tesis. Esta estrategia de enseñanza, que sigue un programa semi flexible, es una combinación entre la libertad que proporciona el taller y la disciplina de un curso.
Referencias
Elwood S. 2003. Writer’s workshop: An option for writing instruction. USA: California State University Dominguez Hills. MA Thesis
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Victoriano Garza Almanza
Cd. Juárez, Chih.
Frontera MEX-US
Viernes 11 de Octubre del 2019