“Un salto en la oscuridad” o ¿Qué pasa cuando tienes que escribir tu tesis?
Quizá hablar de ‘escribir la tesis’ sea mucho decir, tal vez debería replantear: ¿cómo aprovechas el espacio de tiempo que la universidad te confirió para escribir tu tesis?
Casi nadie comienza a escribir su reporte a la par que realiza su investigación de tesis; esta es una estrategia muy práctica pero ‘infinitamente’ poco conocida, y menos entendida. Si se conociera y enseñara esta técnica a los estudiantes de posgrado desde el mismo inicio de su formación especializada, buen número de ellos terminarían sus tesis antes de lo pensado, y no andarían preocupados a última hora por no poder aplicar a un trabajo por la falta del título de maestría o doctorado.
Pero hablemos de lo normal. Por costumbre, se considera que la tesis se escribe después de realizar la investigación, como que se está en la creencia de que esa es la siguiente y lógica etapa de un proceso. En este entendido, la mayoría de los estudiantes esperan hasta tener los resultados de sus indagatorias –después de meses o años de trabajo–, para comenzar a redactar sus reportes de tesis. Esto es, después de que concluyeron sus cursos regulares, cuando sus compañeros están absortos en la preparación de sus propias tesis, y cuando casi no tienen ya nada que los ancle a la universidad. Así las cosas, a veces llegan a la oficina del director de tesis en calidad de visitante más que de estudiante ordinario, para hallar que la comunicación ya no es la misma de antes.
De manera tal que, la habilidad que tenga o no el estudiante para escribir su tesis será clave en su desempeño durante los siguientes meses o años, pues hay estudiantes que tardan años en cuadrar los resultados de sus investigaciones y redactar sus tesis… si es que alguna vez logran hacerlo.
Comenzar la tesis, dice J. Creedy, con toda razón, sobre todo cuando se carece de habilidad escritural, es algo así como “dar un salto en la oscuridad”. Al principio, con un talante muy ‘espanta suegras’, el aprendiz de tesista tiene la confianza del que desconoce a qué se enfrenta, pero a medida de que en carne propia se va dando cuenta de lo que significa ser el autor de su propia tesis, los miedos le brotan por todas partes y le crecen desmedidamente.
Cuando el tesista se encuentra en esta situación, que podríamos llamar de ‘pánico’, la forma que tiene de ver el mundo se altera. Piensa en la cantidad de páginas que debe llenar, en lo que debe escribir y cómo hacerlo, en las secciones, figuras, tableas, etc. Es cuando se siente terriblemente solo, incomprendido, nada le funciona, las tareas pequeñas le parecen gigantescas, el tiempo se le diluye cada vez más rápido; en fin, es como si entrara a otra dimensión.
Luego, ¿qué pasa cuando el tiempo transcurre y el tesista no logra poner en orden sus ideas, cuando sus apuntes de investigación le parecen incompletos o hasta obsoletos –habida cuenta lo rápido que avanza la producción de nuevo conocimiento en la actualidad–, y que no es capaz de escribir al menos un par de párrafos eslabonados?
La situación es que, mientras que la instrucción formal que proporciona las competencias necesarias para conducir investigación está instituida en las universidades, la enseñanza para el desarrollo de habilidades para escribir la tesis –y las publicaciones necesarias para obtener el grado– es prácticamente inexistente.
Por experiencia sé que muchos de los estudiantes de posgrado minimizan, y a veces ridiculizan, la idea de tener que aprender a escribir; escribir para elaborar cierta clase de documentos académicos cuando ingresan a la universidad como estudiantes graduados. Algunos han expresado que si durante sus estudios de licenciatura no necesitaron de la escritura, ahora tampoco les será necesaria.
Al parecer, quien más interés debe tener en terminar sus estudios de posgrado y titularse es el propio estudiante; sin embargo, también hay universidades cuyas autoridades están preocupadas porque muchos de sus alumnos se están retrasando o quedando a la deriva, cosa que tampoco les beneficia a ellas (por asuntos de financiamiento y ranking), por lo que están estableciendo nuevas reglas y contratos para que culminen sus posgrados en un tiempo dado.
Para no terminar hecho nudos de “tripas y cabeza”, como la figura de Dalí, el estudiante posgraduado debe establecer una estrategia para elaborar su tesis.
Así, volviendo a la pregunta inicial, lo importante es que el estudiante –sea principiante, de nivel medio o avanzado– se percate de que debe aprender dos cosas básicas: aprender escritura académica y manejar su tiempo.