¿REDACTAR TU TESIS EN 100 HORAS?

En un taller de escritura de tesis tú tallas los datos de tu investigación hasta encontrar la mejor forma de expresar tus argumentos y tus hallazgos.

En un taller de escritura de tesis tú tallas los datos de tu investigación hasta encontrar la mejor forma de expresar tus argumentos y tus hallazgos.

Entrevista del Comité de Becarios CONACYT Carlos Pellicer Cámara

a

Victoriano Garza Almanza

29 de octubre de 2020

Autor del Método de 100 horas para escribir la tesis doctoral: Caja de herramientas para la sobrevivencia del tesista (muy) apurado.

Este mes tuvimos el placer de interactuar con el profesor Victoriano Garza a través de twitter, en donde descubrimos su perfil y las referencias que en él hace a su libro para redactar la tesis doctoral en cien horas. Como buenos investigadores, no pudimos evitar contactarlo para descubrir su sorprendente propuesta en mayor detalle. ¿Se puede redactar una tesis de doctorado en 100 horas? ¿Se debe de redactar una tesis de doctorado en tan poco tiempo? Agradecemos infinitamente al profesor Garza por su amable disposición de responder a nuestras preguntas con rapidez y en detalle. Como el tema merece una discusión de fondo, estamos planeando una charla en línea con el profesor para finales de noviembre o principios de diciembre. Ustedes, ¿Qué piensan de este método? ¿Qué preguntas le harían al profesor? A continuación la entrevista.

[Comité Carlos Pellicer Cámara (CCPC)]: ¿Cuáles son los problemas más frecuentes que resultan en el abandono o el retraso de las tesis doctorales?

[Victoriano Garza (VG)]: Son de todo tipo y, lo que es aún peor, en ocasiones algunos problemas se combinan en una misma persona.

[1] Uno de esos problemas, que se origina desde el comienzo del posgrado y crece en el transcurso de los estudios, es la falta de química o entendimiento entre el estudiante y el asesor. Si el estudiante no es prudente o sabio para manejar esta (su) situación –hacerla llevadera con el profesor–, al cabo del tiempo la relación se (co) romperá. La mala relación también da pie a abusos por parte del profesor sobre aquel estudiante que es emocionalmente vulnerable, pues literalmente lo convierte en su “sirviente”. Si el estudiante detecta a tiempo lo que puede convertirse en una relación insana, pasa que: (1) afronta el hecho y trata de manejarlo, (2) se deja llevar dócilmente por la situación, (3) busca que le concedan cambiar de asesor (algunos programas de doctorado no permiten esto), o (4) con oportunidad emigra a otro programa. Un conocido mío alcanzó el punto (5): dejó el doctorado por llegar hasta los golpes con el asesor, por cosa de negocios, cuando estaba a media redacción de la tesis. Ya había concluido su investigación. Como resultado, no se tituló y fue boletinado. Lección: nunca hagas negocios con el asesor mientras este sea tu director de tesis.

[2] Asociado al punto anterior está el racismo. Cuando un colega ingresó al doctorado en una universidad americana, fue a presentarse al asesor que le asignaron. El tipo le dijo, “conmigo ningún mexicano se ha titulado jamás, y tu no vas a ser el primero. Así que, ya sabes qué hacer”. Otro colega, también en una universidad estadounidense, padeció el racismo de un profesor que era nativo americano. Este colega urdió una trama para lograr que, estando en el último semestre del doctorado, el jefe del departamento le cambiara de asesor y le dejara su tesis. Normalmente esto de continuar con el mismo proyecto de tesis con un nuevo asesor no ocurre, pues cuando un estudiante inscribe el tema con un profesor –aunque la idea haya sido del joven–, quien registra oficialmente el tema en el departamento, quien es responsable de la investigación, y quien da la cara por ella, es el asesor. Así, el tema de tesis es del asesor.

[3] A veces ocurre que el asesor finiquita el tema del estudiante para escribir un artículo con los resultados (parciales) obtenidos hasta el momento por el joven. Luego, como si nada hubiera pasado, le asigna un nuevo tema y vuelta a empezar. O el estudiante renuncia. Esto lo he visto en más de una ocasión.

[4] Otro problema observado es cuando la investigación de tesis se alarga por tres o más años, después de que el estudiante concluyó los dos o tres años de cursos obligatorios. Y se alarga por alguno de los siguientes motivos: (1) porque al proyecto se le acaban los recursos, (2) por lo señalado en el párrafo anterior, (3) o, lo más probable, porque el asesor tiene al estudiante como técnico especializado y no quiere dejarlo ir. Entonces, por su familia, problemas económicos y otras situaciones, el estudiante llega al hartazgo y deserta.

[5] Asimismo, debido a la pérdida de interés por el doctorado o por hacérsele fastidioso ya el tema de investigación (algo que es muy común y que algunos estudiantes lo mencionan en sus tesis, en el apartado de ‘agradecimientos’), el abandono es más frecuente de lo que se pudiera pensar. La pasión que les mueve a estos jóvenes cuando comienzan sus estudios, se va apagando hasta llegar al hastío, pierden la motivación. De ahí a la renuncia la distancia es muy corta.

[6] La procrastinación es un comportamiento nocivo que hace bajar los brazos al estudiante de posgrado, y es muy común. Sobre todo, en los doctorantes muy jóvenes, a quienes se les dificulta disciplinarse y adquirir nuevos hábitos.

[7] Embarazo y maternidad en mujeres jóvenes que cursan el doctorado es otro factor que influye de gran manera en el abandono del programa. Sobre este punto existe abundante información.

[8] Pero el verdadero motivo por el cual miles de estudiantes de doctorado se quedan en la raya, después de haber cursado todas sus asignaturas y hecho la investigación de tesis y el análisis de los resultados, es la falta de habilidad para escribir ese reporte final o tesis. Este punto tiene varas facetas, pues esa carencia de habilidad escritural puede deberse a:

1.      Falta de pericia para escribir la tesis según las exigencias del asesor

2.      Incapacidad para resumir el trabajo de años en un documento que demanda un estilo particular, una estructura, y un modo de presentar los argumentos y los hallazgos

3.      Bloqueo escritural

El bloqueo escritural es, por mucho, el que más impacta. Este tema ha sido abordado en numerosas investigaciones doctorales, particularmente en programas de educación, psicología y sociología.

[9] Por último, si el estudiante es extranjero, por ejemplo, mexicano en los Estados Unidos, que además no domina los patrones escriturales de su propio idioma (y que para colmo nunca fue buen lector), el tener que escribir la tesis en una segunda lengua se le hará tan difícil como intentar escalar una montaña sin entrenamiento ni equipo.

[CCPC]: ¿Su método funciona en todas las disciplinas? ¿En otros países también?

[VG]: Primero, debo aclarar que, desde que me puse a escribir el libro “Método de 100 horas para escribir la tesis doctoral”, varias personas me insistieron en que lo escribiera en inglés. Nunca fue esa mi intención. Por varias razones. La principal, porque en inglés existen miles de manuales para redactar la disertación. La segunda, porque en español existen escasos manuales sobre este tema. Mi propósito no fue el de ofrecer un manual más, sino uno diferente. Y, al escribirlo en español, estaba pensando en los países hispanoparlantes. En tal sentido, el libro va dirigido a los estudiantes de estos países. Pero también a quienes en otras naciones puedan leer el español.

Y es diferente a otros manuales porque este método se basa exclusivamente en el análisis y deconstrucción de tesis de maestría y doctorado. Ningún manual de escritura de tesis, salvo el del sueco Bjorn Gustavii (que es sobre tesis que fueron hechas a base de tres o cuatro artículos), tiene como sustento referencial a las propias tesis.

La razón de esto, como lo indico en el libro, es que los profesores investigadores de todas las lenguas que escribieron y escriben manuales de escritura de tesis, consideran a las tesis y disertaciones como material de cuarta, literatura no citable. Esto, sin duda, es paradójico. Esos ‘manualistas’ dan recetas para tesistas, pero las tesis que estos han generado durante años no son consideradas materia útil para citar en sus libros. Obviamente que a mí esto no me importó.

Ahora bien. De mi investigación en la base de datos ProQuest hice una primera selección de unas 12,000 tesis de maestría y disertaciones doctorales, principalmente de estas últimas (en la actualidad, en mi haber tengo al menos unas 20,000). Traté de englobar la mayor cantidad de disciplinas, cosa imposible, pues cuando uno ve este universo de tesis se da cuenta de que es inacabable. Y, a medida que pasan los días y semanas uno nota como los servicios de ProQuest suben más y más nuevo material, procedente de novísimas y extrañas disciplinas de adelantados ‘dúos dinámicos’: estudiante/asesor, y de temas increíbles. Temas tan ‘verracos’, como dicen los colombianos, que a los asesores no les da miedo entrarle.

Mis indicadores para tamizar los reportes fueron, entre otros, (1) estructura, (2) tema, y (3) disciplina, en ese orden. Me quedé con poco más de 4,500 documentos para trabajar.

El conocimiento de taxonomía y sistemas como parte de mi formación como biólogo, me fue de gran ayuda en este trabajo. También el haber sido lector de toda la vida, pues uno aprende a observar textos y seleccionar o discriminar de un vistazo. Lo mismo que haber impartido cursos y talleres de escritura de tesis y escritura científica por más de 25 años. De igual manera, un par de trabajos motivantes fueron (1) la tesis doctoral de Jodie Archer, Reading the bestseller: An analysis of 20,000 novels. Stanford University, 2014, y (2) un librito que se titula The doctoral dissertation as an information source: A study of scientific information Flow, de Calvin J. Boyer. The Scarecrow Press, Inc. Metuchen, NJ, 1973. Esa fue su tesis doctoral.

Ya en 1973, Boyer promovía el uso de las tesis y disertaciones como literatura científica, razón por la cual recibió críticas de reconocidos científicos de la información de aquella época.

Además, con la tecnología moderna –equipos de cómputo, internet y bases de datos electrónicas– es posible obtener y analizar miles de documentos.

La pregunta sobre si el método funciona en otras disciplinas, esa fue mi intención, construir un método que fuera de utilidad al doctorante que esté en la fase de elaboración de la disertación (o vaya a comenzar su tesis), sin importar la disciplina. Para el documento final utilicé específicamente alrededor de 350 tesis (pero también apliqué el conocimiento que me dejaron los otros miles de tesis que revisé); tesis y disertaciones de música, arquitectura, física, biología sintética, química, ecología, ingeniería civil, geografía, negocios, diseño gráfico, bellas artes, psicología, educación, literatura, historia, sociología, etc., precisamente para hacer un balance entre las ciencias y humanidades, sociales e ingenierías. Espero que sea de utilidad a todo estudiante de cualquier disciplina.

[CCPC]: ¿Funciona el método de 100 horas en otros países?

[VG]: Sin duda. En primer lugar, porque no existe un estándar sobre cómo debe escribirse la tesis. Existen estándares para los artículos académicos y científicos, pero no hay un solo estándar para las tesis de maestría y las disertaciones doctorales. Es un tema que se ha discutido durante años. Y si existiera ese estándar, tampoco sería problema porque me hubiera apegado a él. Casi la totalidad de las tesis que analicé están en inglés. Si bien la mayoría provienen de universidades americanas, otras son de instituciones canadienses, australianas, inglesas y unas cuantas españolas y mexicanas; no obstante, los autores de esas tesis son de todas nacionalidades.

Cabe mencionar que ProQuest es una de las bases de datos que nos quitó CONACYT a principios del año 2019, junto con decenas de bases de datos más.

[CCPC]: ¿Existe información sobre el impacto de factores como la condición socioeconómica o el género y la obtención del doctorado?

[VG]: En la investigación que para el libro hice en ProQuest, que es el acervo más grande del mundo en materia de tesis y disertaciones, que tiene más de dos millones de registros, si encontré varias disertaciones con esas características. Sobre todo, en lo relacionado a género, hay bastantes investigaciones realizadas en esta década del 2010-2020.

Sobre el impacto de las condiciones socioeconómicas en la obtención del doctorado hay bastantes investigaciones. Un caso: la tesis de IS Qudah, en la University of North Texas en Denton (1994), trata precisamente de la relación que hay entre el nivel socioeconómico de las familias de los estudiantes de doctorado –en las universidades de Jordania– y la obtención del grado.

En cuanto a tesis sobre género y raza, puedo citar, por ejemplo, a la tesis de Michelle Obama (Michelle LaVaughn Robinson, nombre de soltera) (1985), que trata precisamente de los problemas de raza y género con los negros educados en la universidad de Princeton. La situación que ella experimentó.

Asimismo, abundan los autoestudios o autoetnografías, como les llaman, sobre las experiencias de vida de los tesistas en relación con los préstamos bancarios para estudiar y deudas creadas, asuntos de género y de raza.

[CCPC]: ¿Qué le recomendaría a un doctorando en ciencias sociales a principios de quinto año que ya realizó su trabajo de campo, tiene redactado su marco teórico, su metodología y un capítulo analítico? ¿En cuántas horas podría redactar los dos capítulos analíticos que le faltan y su conclusión?

Este es un caso muy específico que habría que revisar. Pero si ya tiene, digamos, un 70% de la tesis, y cuenta con la experiencia que ha adquirido en cinco años de estudio y de redacción de toda clase de trabajos, más ese porcentaje escrito de tesis –que su trabajo le ha de haber costado elaborar–, cuando mucho yo le daría una semana de plazo para entregar el borrador.

Seguramente los capítulos siguen una estructura y una secuencia y deberán tener, con respecto al capítulo anterior, un balance. Como decía Papini (más o menos): “extiendo sobre la mesa de trabajo la cosecha, saco la paja y escribo con la materia que me queda”. Un día para cada capítulo faltante.

Este doctorante debe tener ya la conclusión en la mente y en algunas anotaciones desperdigadas (o en su bitácora de tesis). De tanto discutir su tema con compañeros, profesores, y, figurativamente, con los autores que leyó, y presentar avances, bajo presión podría escribir esa conclusión en dos o tres horas. Luego habría que tallar.

[CCPC]: ¿Qué recomendación le da a una estudiante que no ha terminado sus experimentos y tiene que escribir la tesis al mismo tiempo porque tiene una fecha límite en dos meses?

[VG]: Lo primero que hay que hacer, cuando la fecha de entrega está próxima y aún no están terminados los trabajos de investigación de laboratorio o campo o gabinete, es hablar con el asesor y ajustar los resultados (parciales) que se tengan para entregar el borrador a tiempo. Poner una fecha a la conclusión de la investigación, aunque queden cosas por hacer, ni modo. Apegarse a un ideal de resultados de proyecto no es conveniente, pues rara vez ocurre eso. En esta situación, los resultados parciales son buenos, el título está en juego.

Si hay consenso en este punto entre tesista y asesor, el estudiante tendrá que reenfocar el alcance de su tesis para encajar los resultados que presentará.

En segundo lugar, y al mismo tiempo que lo mencionado en el párrafo anterior, deberá ponerse a escribir lo que falta. Digo “lo que falta” porque el tesista debe tener mucho material escrito a estas alturas. Por ejemplo, la justificación del estudio, los objetivos, la revisión de literatura, marco teórico, etc. Todo este material organizado es, lo que llamo:  una “pre-tesis”, por ponerlo de algún modo.

Así que habría que organizar ese material, trabajar la presentación de los resultados y, a partir de lo que se tenga, preparar la discusión. Dos meses son más que suficientes.

[CCPC]: ¿Se puede redactar una tesis de calidad en 100 horas?

¿Te quieres ganar el Nobel o quieres titularte del doctorado? Es lo que acostumbran a preguntarle al estudiante que de tanto esmerarse en preparar una tesis formidable se le va el tiempo en ello y no avanza. Esto también es procrastinación. La otra cara de la moneda es la de aquel profesor que quiere el reporte perfecto. En este último caso, el estudiante está presionado por tener que entregar un ‘material de calidad’, pero si ya se le acabó el tiempo, y tiene poco o nada hecho, lo menos que le queda es tratar de cumplir entregando un borrador antes de que venza el plazo.

En el libro hablo de escribir la tesis en100 horas de TRABAJO EFECTIVO. Puede alcanzar cierta calidad sí, y siempre sí, como explico líneas abajo, el estudiante no empieza de cero.

Es mucho lo que se puede hacer en 100 horas. Sin procrastinar, ni perderse viendo noticias o videos o chateando o esperando la nueva serie de Amazon Prime o yendo a la cafetería a ver a los cuates o durmiendo ocho horas cuando, supuestamente, “se escribe la tesis”.

Para que se den cuenta de lo que un estudiante puede hacer con poco tiempo y bajo mucha presión, acostumbro a contar a mis estudiantes el caso de John Aristotle Phillips, el estudiante que en 1976 estuvo en un tris de que lo botaran de la universidad de Princeton por sus pésimas calificaciones. En tres meses logró investigar y diseñar una bomba atómica casera. Publiqué un resumen del caso: Cómo Aristóteles investigó y diseñó una bomba nuclear portátil en la universidad. Para quien le interese, la historia completa está en: Mushroom: The story of the A-Bomb kid (USA: William Morrow and Company Inc. 1978).

El método de las 100 horas incorpora la planeación y gestión de la escritura de la tesis como un proyecto per se. Creo que la idea de integrar la planeación y gestión de proyectos y el manejo del tiempo a la elaboración de la tesis es también una novedad en el libro.

El manejo o gestión de proyectos como disciplina, ha alcanzado un nivel de alto perfeccionamiento en los países avanzados –y es de imperiosa necesidad para administrar los grandes emprendimientos, como los programas espaciales, industriales o militares–. De ser una actividad laboral que se inducía en los trabajadores mediante cursos de entrenamiento hace un siglo, el “project management” poco a poco pasó a convertirse en especialidad a nivel posgrado, y, últimamente, se ofrece como carrera profesional en varias universidades. Los ejecutivos de las empresas saben que se tiene que planear y administrar un proyecto en tiempo y forma para entregar sin retrasos y con calidad su producción. Sobre este tema, el manejo de proyectos, abundan las disertaciones en los Estados Unidos, Australia, Reino Unido y Canadá.

Un punto fundamental que hay que entender sobre la escritura de la tesis en 100 horas, es, como dije antes, que no se parta de cero. La mayoría de los estudiantes, en lo que he visto en más de dos décadas, se esperan hasta el último minuto, hasta tener los resultados de sus investigaciones para comenzar a escribir. Como si fuera un “borrón y cuenta nueva”. ¡Error! Y digo que parten de cero porque no toman en cuenta todas sus anotaciones y registros, desde el momento en que seleccionaron o les endosaron el tema de tesis hasta la finalización de la investigación. Separan en estancos y tiempos: (a) cursos, (b) investigación de tesis, (c) escritura de tesis, y (d) defensa.

Por esto, en el libro incluyo un apartado de autoevaluación, para que el tesista haga en retrospectiva un análisis e identificación de todo lo anotado sobre su tesis, que haga memoria de lo discutido, que busque y recopile esos materiales, etc. En pocas palabras, que haga una reconstrucción. Como digo en el segmento anterior, que haga una “pre-tesis”.

Robert Boice, uno de los mayores expertos en el tema de la productividad de los profesores universitarios americanos, encontró –resumo– que cuando un profesor planeaba y gestionaba como un proyecto la escritura de sus artículos y libros, midiendo escrupulosamente los tiempos efectivos que dedicaba a esta tarea, contando con una persona que vigilara y monitoreara su esfuerzo, escribía y publicaba 9.2 veces más al año que aquellos que se tomaban la redacción de sus trabajos como algo ocasional, sólo para sobrevivir en el mundo del Publish or Perish. Esto último es lo que hace la mayoría de los investigadores. Hay varias razones que explican esta conducta, pero no voy a tocar esto que se sale del tema.

Por otro lado, si el estudiante tiene la encomienda de escribir una tesis extensa, digamos de 50,000 o 100,000 palabras o de 500 o 1000 páginas, lo cual una u otra cosa es mandatorio en algunos programas de posgrado, y resulta que va a empezar de cero cuando sólo le quedan por delante algunas semanas para entregar el borrador, entonces, el método quizá no le va a ser de mucha utilidad y deba buscar otra estrategia, como contratar un buen ghostwriter, que le costará entre 10 y 20 mil dólares. En estos casos cuasi–terminales, lo que menos necesita el estudiante es una tesis de calidad, sino una tesis concluida para poder titularse. La calidad la podrá alcanzar después cuando escriba sus artículos o un libro basado en la tesis.

[CCPC]: ¿Cómo fue su propia experiencia de redacción de tesis de doctorado?

[VG]: A mí me ayudó mucho la ineludible obligación de tener que participar en los diferentes seminarios, desde la presentación y defensa de la propuesta de investigación de tesis hasta los avances del proyecto y luego el examen predoctoral. Estar con el tiempo medido en un auditorio ante 200 o más estudiantes y profesores, que además van a cuestionar el trabajo, es un buen reto. Así que uno tenía que llevar bien organizado su material y de acuerdo con los formatos y criterios que la dirección del posgrado nos proporcionaba.

Otro aspecto que me ayudó fue que, desde el principio, cuando el comité doctoral aprobó mi propuesta, sometí el proyecto al CONACYT y se aprobó. Obtuve un muy buen financiamiento. Esto de tener un proyecto de tesis siendo a la vez un proyecto de investigación CONACYT (o subsidiado por cualquier otra entidad), era inusual a mediados de los 90´s del pasado siglo, ahora tal vez no. Entonces, tener un proyecto de tesis doctoral con recursos propios, poder equipar mi propio laboratorio, y ser el investigador principal, me obligó a entregar reportes periódicamente. Así que el proyecto de tesis se vigilaba desde el comité doctoral y desde el CONACYT.

Para no hacerme bolas, por decirlo coloquialmente, procuré llevar una bitácora o diario de tesis. Ahí anotaba lo que hacía o requería, como los artículos que necesitaba adquirir o lo que leía, reflexiones, conversaciones o correos con el asesor principal y el asesor adjunto, publicaciones recientes sobre mi tema, equipos e insumos, etc. De igual manera, todo el material lo iba conservando en un solo archivero, computadora y respaldo. Respaldar la información es vital, una de mis tesistas de maestría sufrió un robo en su domicilio y perdió su computadora. No tenía respaldo y no pudo terminar la tesis. Abandonó.

También tuve la obligación –para tener derecho al examen predoctoral–, de escribir y publicar cinco ensayos donde participaran los cinco profesores que me evaluarían en esa fase (no todos fueron parte del sínodo del examen doctoral, sólo el director y el director adjunto). Un ensayo por profesor. Tuve que relacionar algún aspecto de mi tema de tesis con la especialidad de cada uno de ellos: un tema general, cinco subtemas. Todos esos artículos se publicaron antes del examen predoctoral. Después del predoctoral me dieron la fecha y hora para el examen doctoral. Con tres meses de anticipación debía entregar la tesis, impresa y encuadernada. Toda me fue solicitado con oficio de por medio.

La tesis la entregué tres meses y medio antes de que se me venciera la fecha. La escribí en tres semanas. Cuando hice el cálculo de las horas efectivas de trabajo –de hecho, esto fue parte de lo que me dio la idea del libro–, encontré que sin prisas ni presiones dediqué unas 5 horas diarias, o sea, unas 105 horas.

Además de mi tesis, de ese proyecto CONACYT saqué a tres estudiantes con sus tesis de maestría en ingeniería ambiental, varios artículos basados en los resultados y un par de capítulos de libro. Cada capítulo de mi tesis se escribió como artículo científico.

[CCPC]: ¿Qué recomendaciones son necesarias para becarios con familia e hijos? ¿Como no atrasarse?

[VG]: Yo mismo estuve en esa situación, con familia e hijos durante el doctorado. No es fácil, particularmente para la familia. Tampoco es fácil para el estudiante, porque tiene dos grandes compromisos. También, hay que tomar en cuenta que cada caso es único. Algunos estudiantes están lejos de la familia; otros la tienen junto a ellos; padecen escases de recursos; el servicio médico sólo cubre al becario; la estudiante está embarazada; el estudiante tiene a su esposa embarazada, etc. Por esto, para contender con su escenario personal, hay quien dice que la familia debe ser parte del staff doctoral, la esposa o el esposo debe ser participe en la toma de decisiones, pues lo que se decida afecta a ambos, y a los hijos cuando los tienen.

Cuando más se requiere concentración es en la etapa de la escritura de la tesis. Aquí sí es conveniente tener un plan de trabajo y fechas de cumplimiento de avances. El compromiso se puede hacer con la pareja, que sea ella o él quien esté pendiente y verifique que el trabajo se cumpla, que haya objetivos cortos con entregables.

Otro punto importante es no ponerse a editar cada frase o párrafo que se escriba, pues será como ponerse la soga al cuello. La edición de la tesis puede esperar. Apegarse al plan, y ver que paso a paso se avanza, es lo que le dará la tranquilidad que necesita. Es una forma de evitar el retraso.

La escritura de la tesis vista como un como proyecto que se debe administrar, es clave para terminar el reporte.

[CCPC]: ¿Cuál es el mejor momento para empezar a escribir la tesis: desde el principio, al final del programa o en algún otro momento?

[VG]: Desde el principio. Desde que se empieza a hacer la revisión de literatura para justificar y encuadrar el tema. Más vale que así sea. Cuando la propuesta de investigación es aprobada por el comité de tesis, el estudiante ya tiene un gran porcentaje de avance –lo cual con frecuencia no percibe. Esperarse hasta el final para comenzar a escribir es muy riesgoso, pues el estudiante se sentirá arrinconado a medida que pasan los días y sienta que no avanza, y el plazo de entrega se agota.

Un caso que me tocó presenciar cuando visitaba un programa de posgrado, hará unos diez años, fue el de un doctorante que llegó barrido a la entrega de la tesis. A las 18:00 horas de ese día se le vencía el plazo. Por ir a las carreras, chocó su auto en el camino, tuvo que convencer a la policía y al afectado que le permitieran ir a entregar el documento, aunque llamara no había pretexto que valiera, buscó un taxi, y al final llegó. Eran las 17:55 hs. De película. ¿Se le iba a dejar como ABD (All But Dissertation), aunque llegara tarde? La directora del programa me dijo que sí, que había un contrato firmado por el estudiante y que se haría cumplir. Eso es disciplina, formación y, sobre todo, responsabilidad.

VICTORIANO GARZA ALMANZA

Dr. en Ciencias Biológicas. Especialidad Ecología Humana (suma cum laude) (1999)

Facultad de Ciencias Biológicas

Universidad Autónoma de Nuevo León

Profesor Titular “C” de tiempo completo

Programa de Ingeniería Ambiental

Instituto de Ingeniería y Tecnología

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Mail: vgarza@uacj.mx     vicgarzal@gmail.com

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Victoriano Garza Almanza

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Lunes 2 de Noviembre del 2020