La tesis y la abuela: ¿Quién leerá tu tesis doctoral?
Las tesis universitarias son los documentos que más trabajo cuestan escribir a los estudiantes y los que menos lectores tienen sobre el planeta.
Lin Tai Wao
Cuántas veces no habrás escuchado que la tesis debe ser escrita de una manera tan clara y tan sencilla que hasta la abuelita la pueda entender. De hecho, esa idea de que la abuelita entienda lo que escribes en la ciencia se atribuye apócrifamente a Einstein. ¿Tú crees que la abuelita de Einstein hubiera entendido sus escritos científicos por el hecho de ser su abuela?
Esa idea equivocada la insertan los autores de manuales sobre cómo escribir la tesis, la repiten demasiados asesores de estudiantes, la reiteran otros tantos profesores en sus clases, y se dicta como una regla en los seminarios de investigación de tesis; y tú, sin cuestionar la idea ni ponerte a pensar en ella, como lo haría un científico, la tomas como llega y acabas por creerla.
“Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. Esta frase reflejaba la política propagandística nazi dirigida por Goebbels en la época de Hitler. Cualquiera que sea el embuste que se machaque, la gente termina por creerlo y acaba creyéndosela el mismo que lo emite. Y esto pasa con la mentira de que la tesis, tanto la científica como la humanística o de cualquier otro tipo, debe ser de redacción simple y nítida para que cualquiera la entienda.
Como escribió Bunge en su clásico librito “La ciencia, su método y su filosofía” (múltiples ediciones desde su aparición en 1960): “El conocimiento científico es comunicable: no es inefable sino expresable, no es privado sino público. El lenguaje científico comunica información a quienquiera haya sido adiestrado para entenderlo. Hay, ciertamente, sentimientos oscuros y nociones difusas, incluso en el desarrollo de la ciencia (aunque no en la presentación final del trabajo científico); pero es preciso aclararlos antes de poder estimar su adecuación”.
Por ejemplo, si tu revisas las tesis de Carl Sagan [Physical Studies of the Planets. The University of Chicago. 1960] y la de Stephen Jay Gould [Pleistocene and recent history of the subgenus poecilozonites (Poecilozonites) (Gastropoda: Pulmonata) in Bermuda: An evolutionary microcosm. Columbia University. 1967], trabajos científicos de quienes se convirtieron en grandes divulgadores de la ciencia, verás que el lenguaje y el estilo utilizados no son los de un cuentista que les narra historias a los niños, ni siquiera los del divulgador científico, sino que son lenguaje y estilo científicos precisos para nombrar y describir las cosas que comunican.
Si quien va a leer tu tesis conoce la disciplina, maneja el lenguaje y está actualizado con lo que el tema exige, entonces, con un poco de esfuerzo de su parte sí podrá entenderla.
En resumen, y para que te quede claro y no te mortifiques pensando en los muchos que te leerán, los únicos que tendrán la obligación de leer tu tesis serán los miembros de tu sínodo: tu asesor, el presidente del jurado y los dos o tres lectores.
Victoriano Garza-Almanza
Frontera MEXUS
Septiembre 30 del 2017