CONACYT cancela y/o reduce bases de datos científicas a universidades mexicanas
Error capital es teorizar antes de tener los datos.
Sherlock Holmes
Una nota publicada el pasado día domingo 23 de junio en el diario digital El Demócrata de Coahuila, revela que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (CONACYT) canceló la contratación de bases de datos científicas para las universidades públicas. Pero lo que apenas se hace público, lo conocemos (y padecemos) los universitarios desde hace varios meses. ¿Es esto importante? ¿En qué puede interesarle a la gente?
Si es importante, para la comunidad científica y académica; pero, para la gente, no lo creo. No en la medida en que desconozcan qué son las bases de datos y para qué sirven.
¿Qué son y para qué sirven las bases de datos científicas?
En pocas palabras, las bases de datos científicas son colecciones de información especializada producida por científicos y corporativos de la ciencia y la tecnología, y publicada en medios de comunicación exclusivos a sus disciplinas, medios conocidos como journals. Estas bases de datos se actualizan día a día con los trabajos más recientes que los científicos e instituciones están publicando en los miles de journals que existen. Esa información es conocimiento generado a través de los procesos de investigación.
La información que guardan las bases de datos científicas es vital para el trabajo de los investigadores, y fundamental para la enseñanza de posgrado de los profesores universitarios.
¿Por qué CONACYT canceló o redujo, en algunos casos, el catálogo de bases de datos?
Por la política de austeridad del nuevo gobierno federal, conocido como la 4T o Cuarta Transformación, por la cual la secretaría de los dineros está haciendo recortes donde los señores de las tijeras consideran –unilateralmente– que debe cortarse. Y como las bases de datos son activos intangibles, quizá piensen que por su incorporeidad no sean tan útiles y nadie note si se eliminan o reduce su presencia de la lista del gasto público.
¿Por qué cuesta una base de datos?
La National Academy of Sciences (NAS) de los Estados Unidos, establece que:
“(1)…la producción de la base de datos cubre todos los aspectos de la preparación, procesamiento y mantenimiento; (2) desarrollo de software para búsqueda, recuperación y manejo; (3) documentación del software; hasta, (4) las características y funciones de la base de datos antes de su distribución por parte de un proveedor”.
Además, entre otras funciones, sigue diciendo la NAS, la elaboración de una base de datos (sin olvidar que existen cientos de bases de datos de todas las disciplinas) “abarca (a) la producción de la base de datos, (b) adquisición de datos, (c) reducción de datos, (d) formateo, (e) mejora, (f) expansión, (g) fusión con otros datos o registros de datos; (h) clasificación, (i) indexación, (j) resumen, (k) etiquetado, (l) marcado, (m) codificación, (n) reorganización, (o) puesta en forma tabular, (p) creación de representaciones visuales, (q) actualización, y (r) puesta en forma de búsqueda y recuperación para uso y manipulación por parte de los usuarios”.
Esta tecnología, labor y experiencia, entre muchas otras cosas más, es la que hacen y proporcionan los creadores de las bases de datos; y ese trabajo, materializado en múltiples colecciones, es lo que venden a quien desee beneficiarse de la información. Para obtener su contenido hay que suscribir el servicio, hay que pagar. “Los productores de bases de datos… dice la NAS, generalmente cobran por el acceso y el uso de sus datos a través de suscripciones, acuerdos de licencia y ventas individuales.”
¿Por qué no utilizar buscadores web, que son gratuitos, en vez de bases de datos?
Los buscadores comunes y corrientes, siendo el más importante de todos Google, sólo permiten allegarnos información libre, no muestran al usuario los contenidos que existen en las bases de datos. Aunque el internet ofrece un mundo de datos, su universo es un medio limitado para obtener información específica que ayude a una investigación.
La mayor parte de la información científica no es gratuita, y la que es de libre acceso es muy poca; sobre todo, si la comparamos con la que existe en bases de datos y con la que se produce de manera continua y se agrega a las bases. Además, una búsqueda libre en internet proporciona toda clase de registros, es difícil y lento tamizar información útil al investigador. En cambio, las bases de datos entregan al usuario la información que busca… siempre y cuando sepa explorar.
Diferencias entre bases de datos científicas y buscadores web
Algunas diferencias entre la búsqueda en bases de datos y la búsqueda en internet abierto, es que, por su origen: (1) la información que proporciona la base de datos es más veraz (validada por expertos), (2) nos permite obtenerla por fechas, (3) podemos manejar subtemas, autores o instituciones, (4) podemos hacer búsquedas directas, (5) podemos explorar una sola revista a lo largo de su historia, (6) es más rápida la adquisición de información, (7) nos da posibilidad de conocer y obtener los artículos más interesantes que menciona el autor en sus referencias, (8) podemos obtener copia de artículos antes de que salgan a la luz, entre otras cosas.
¿Qué pierden los usuarios de aquellas bases de datos cuyo financiamiento canceló o redujo CONACYT?
Los usuarios frecuentes de las bases de datos científicas auspiciadas por CONACYT, a las cuales accedíamos a través de los sistemas de bibliotecas virtuales institucionales, percibimos desde hace unos meses los cambios en la oferta de contenidos tan pronto como empezaron a suceder; es decir, la cantidad y variedad de contenidos que uno podía obtener normalmente se empezó a reducir, como quien cierra poco a poco la llave del agua hasta dejarla goteando… hasta secarse.
Sin bases de datos científicos, literalmente se deja al investigador en una “dimensión desconocida”. Le será muy difícil ir viendo lo que pasa en su campo de estudio, qué nuevos trabajos se publican y qué dicen, qué personajes emergen y qué otros comienzan a retirarse. Esta clase de herramienta de trabajo intelectual es totalmente imprescindible para la academia y la ciencia.
Para los investigadores es vital estar informados sobre los adelantos y nuevas propuestas teóricas y prácticas en sus campos de estudio. Si se les quitan las bases de datos que utilizaban para mantenerse actualizados, y por las cuáles sabían cómo estaban las cosas y por dónde había que ir, es como si a un expedicionario se le arrebatara mapa, brújula y botas, y se le pidiera que descalzo siguiera explorando.
ProQuest
Por ejemplo, por mis actividades de investigación, una de las bases de datos que yo utilicé constantemente los últimos siete u ocho años es ProQuest. Esta base de datos, además de contar con colecciones de libros electrónicos y artículos de revistas científicas y comerciales, videos, podcasts y música, alberga el mayor acopio de tesis de maestría y disertaciones doctorales del planeta. Es la base de datos más especializada que exista sobre el tema. A la fecha, ProQuest posee alrededor de 4 millones de esta clase de documentos, provenientes de más de 3,000 universidades. Y por su esquema de funcionamiento, semanalmente se enriquece con cientos de nuevas tesis y disertaciones.
En base a toda esa información existente en ProQuest, pude investigar, identificar, seleccionar, recopilar, y descargar ilimitadamente miles de disertaciones doctorales. Con más de 4,500 tesis electrónicas seleccionadas cuidadosamente, trabajé durante mi sabático 2017, y escribí dos libros que publiqué en el año 2018:
(1) Guía para el uso de los medios sociales en la comunicación científica y ambiental. https://amzn.to/2RzM7sM
(2) Método de 100 Horas para Escribir la Tesis Doctoral: Caja de herramientas para el estudiante (muy) apurado. https://amzn.to/2Hu5FcW
Un par de libros más en este tenor, están en camino.
¿Qué queda de ProQuest después del recorte de la 4T?
En el caso de ProQuest, en lo que tengo al alcance como profesor investigador, literalmente no queda nada. Sí me aparece el enlace de entrada a la plataforma de ProQuest, y un nuevo aviso en un recuadro señala que esa base de datos está suscrita por CONRICyT (Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y Tecnológica del CONACYT).
Pero no hay que equivocarse, eso no quiere decir que uno pueda hacer uso del servicio como antes se hizo. Los resultados que ahora obtengo de la búsqueda de tesis y disertaciones, en una biblioteca virtual de más de 4 millones de tesis, sólo me muestra los títulos de 1,271 disertaciones y 3,563 tesis; para colmo, ninguna de estas en texto completo. Estos 4,834 documentos representan un número menor a la cantidad de nuevas tesis y disertaciones que semanalmente sube a su repositorio ProQuest.
La causa de tan exigua cosecha, que es lo que suscribe CONRICyT a la biblioteca virtual que utilizo, la explica ProQuest con el siguiente mensaje:
You are searching 2 databases… Ebook central & Georeference.
Se redujo a casi cero el acceso a las tesis y disertaciones.
Otras bases de datos, como Acsess (Alliance of Crop, Soil and Environmental Science Societies), AMS (American Mathematical Society), SciFinder, GALE, IOP Institute of Physics, ScienceDirect, Scopus, SpringerLink, entre otras, fueron canceladas definitivamente por la reducción del presupuesto que CONACYT otorgaba a este rubro.
Sin duda, sobre esta calamidad que apenas comienza, cada investigador mexicano tendrá una historia propia qué contar.
Tweet en @publicaoperece Y esto le pegó a las bases de datos científicas de las universidades… uno de los efectos que apenas alcanzamos a ver:
LIBRO DE PRÓXIMO LANZAMIENTO: Las Tesis Doctorales de los Famosos ¿Cómo son las tesis doctorales de los sabios, ricos y famosos, qué dicen, y qué puedo aprender de ellas? http://bit.ly/2JovexD
Referencias:
El Demócrata. Junio 22, 2019. Para llorar; cancela CONACYT suscripción a bases de datos científicas en todo el país. http://bit.ly/2J25CXc
NAS. 1999. A Question of Balance Private Rights and the Public Interest in Scientific and Technical Databases. USA: National Academy of Sciences
Victoriano Garza Almanza
Ciudad Juárez, Chihuahua
Frontera MEXUS
Miércoles 26 de junio del 2019