Cómo escoger al asesor de tesis de maestría o doctorado

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 - La calidad de un programa doctoral está directamente relacionada con la calidad de la tutoría proporcionada por  los asesores.

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La calidad de un programa doctoral está directamente relacionada con la calidad de la tutoría proporcionada por  los asesores.

La asesoría de tesis es un camino de dos vías.

La selección del tema de investigación de tesis de maestría o doctorado es quizá la primera decisión importante del estudiante de posgrado. Hacerlo tempranamente puede jugar en su favor para avanzar en la carrera sin traspiés; hacerlo a media carrera o tardíamente puede costarle tiempo, dinero, demasiado estrés, incontables dolores de cabeza y hasta el grado.

La segunda decisión importante, que va a la par de la primera, es la selección del asesor de tesis. Se trata de buscar e identificar a aquella persona que pudiera convertirse en tutora por los próximos 3, 4, 5 o más años, lo cual no es para tomarlo a la ligera. Sin asesor, o sin un buen asesor, cualquier tema por prometedor que sea se cae, y esto es lo que menos necesita el estudiante.

Ahora bien, una parte de los estudiantes que ingresan al posgrado suelen llevar consigo una idea del tema de investigación de tesis que les gustaría desarrollar, pero no saben con quién podrían hacerla o ni siquiera piensan en ello; otra parte importante de ellos no tiene la menor noción ni del tema ni del asesor, y deja que las cosas vayan diciendo solas en tanto avanzan los cursos; y una muy pequeña fracción de estudiantes llega al programa porque previamente contactó con algún profesor investigador, con quien le interesaría trabajar, o porque le atraen los proyectos que está realizando.

Así que el asesor se convierte en la pieza clave para que el estudiante de posgrado logre su propósito: titularse.

Cada institución de estudios superiores tiene sus propias reglas; algunas son muy rígidas con el asunto del asesor y la selección del tema, mientras que otras son más laxas y permiten que el estudiante busque acomodo donde mejor le convenga, y hay otras que están entre uno y otro extremo y muestran diversas combinaciones de arreglos entre estudiante y asesor.

El estudiante tiene la obligación de contar con un asesor para su proyecto de investigación de tesis y para conformar su sínodo para poder titularse, pero el profesor bien la puede pasar sin estudiantes de tesis que asesorar.

El estudiante y el profesor, cuando llegan a un acuerdo, conforman un binomio alrededor de la tesis, que los une –mal que bien– por un largo período de tiempo.

Pero antes de llegar al punto de elegir asesor y convencerlo de que dirija la tesis de uno, el estudiante debe hacer indagatorias y contactos para ver si el profesor que tiene en mente es el ideal; a su vez, el profesor hará iguales indagatorias y se reservará el derecho de aceptarlo o rechazarlo.

Adams (1992), elaboró una guía de ideas para que el estudiante de posgrado se informe, evalúe y decida antes de dar el más importante paso de su carrera. Lo dividió en (A) Puntos generales, y (b) Asuntos particulares, de la siguiente manera:

(A) Puntos Generales

  1. Acaso, la persona seleccionada para ser tu asesor ¿tiene interés en brindarte asesoría?
  2. ¿Crees que tiene tiempo para hacerlo?
  3. ¿Qué reputación tiene tu asesor en la producción de investigación de calidad?
  4. ¿Publica artículos en journals, hace presentaciones, escribe libros?
  5. ¿Ofrece consultoría en la iniciativa privada, como empresas o negocios?
  6. ¿Es el área de investigación del asesor de tú interés?
  7. ¿Es apropiado y conveniente para tus planes después de la universidad?

(B) Asuntos Particulares

1.      ¿Tiene tiempo el profesor para ser tu asesor?

2.      ¿Tiene interés en tenerte como tesista?

3.      ¿Es su personalidad/conducta atractiva a tu estilo y necesidades académicas?

4.      ¿Hay actividades de investigación en proceso en tu área de interés?

5.      ¿Los antiguos alumnos del profesor tuvieron buenas experiencias?

6.      ¿Completaron sus trabajos de investigación en el tiempo estipulado?

7.      ¿Hay financiamiento para proyectos de investigación y para ti bajo la dirección del profesor?

8.      ¿Busca espacio y equipo para ti?

9.      ¿Tiene ayudantías para apoyarte como estudiante de grado?

10.  ¿Puede durar ese apoyo hasta que termines tus estudios?

11.  ¿Permanecerá el asesor en la universidad el período de tiempo que tu estés bajo su supervisión?

12.  ¿Hay comunicación clara y efectiva entre tú y el asesor?

13.  ¿Entiendes sus mensajes?

14.  ¿Tiene el asesor artículos científicos, libros o algún material publicado que tú puedas revisar para dar un vistazo a su área de investigación?

15.  ¿Tiene tu asesor buen historial en cuanto a dar atención tutorial apropiada a sus tesistas?

16.  ¿Es tu asesor conocido y respetado por su trabajo y publicaciones entre los maestros, en la universidad o más allá?

Por último, vale la pena recordar que si para el estudiante hay dos cosas que son el eje del universo: él y su tema de investigación, para el asesor ese estudiante y su tema pueden ser tan interesantes como un amanecer con cruda.

Mayor información en: Método de 100 horas para escribir la tesis doctoral: Manual de sobrevivencia para el tesista (muy) apurado.

https://www.amazon.com/Metodo-horas-escribir-tesis-doctoral/dp/1938038088/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1533516419&sr=1-1

Victoriano Garza Almanza

Frontera MEXUS

Sábado 11 de agosto del 2018